Ella vino a
jugar
a probar personajes
a demostrar
que uno puede ser todo sin irse
sin dejar de
ser.
Vino así,
sonriente y
amarilla
a convidarme
migajas de un amor sin tiempo
a ser
expectante silenciosa de la ausencia
a esperarme
en el fondo o a la salida del hueco.
Vino a
trepar andamios
a
intentar equilibrio en cuerdas flojas
a caminar
equinoccios y solsticios
Vino a
absorber el mundo de otro modo
rompiéndose los pies
caminando la
vida juntas.
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