Voz de oleajes que arrastran al medio
del mar
y vuelven a la orilla de lo mundano
(no al margen)
con toda la profundidad en los ojos,
los espirales en las manos devenidos en
caracoles,
el viento y el silencio hecho canción.
Vuelven a la orilla,
borde en el que las cosas son
palpables,
no al margen
si a la redistribución de letras
desde donde la regeneración es
posible.