a abrirse a
la vida, las flores,
a un cuerpo
liviano de existencia,
al hueco, a calar
más hondo
y en el
medio-miedo.
Un caminito
que recorre
la piel psíquica,
(tiñiendo
los sueños)
el terreno
del alma,
y recuerda
que los vínculos,
son una
posibilidad de sanación.
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